La Hacienda Florida se menciona a menudo en la historia de Santa Isabel. Fue una de las haciendas de más esplendor y extensión en el sur de Puerto Rico durante los siglos XIX y XX. Algunos aseguran que sus primeros dueños fueron los hermanos Valdivieso de Ponce.
Esta Hacienda se consideró uno de los centros más importantes del baile de bomba y plena en el sur de Puerto Rico.
Hasta principios del Siglo XX todos los sábados se celebraban aquí bailes de bomba y plena donde los descendientes de esclavos se reunían al ritmo del tambor y los cánticos de origen africano.
Dos artistas famosos de Puerto Rico nacieron en la Hacienda Florida: el pintor Carlos Irrizarry y el cantante Lüigui Texidor.
Sus dueños
La Hacienda Florida existía desde antes de la Fundación de Santa Isabel. En 1844, poco después de haberse fundado este pueblo, D. José María Colón, Capitán Poblador ( primer alcalde) compró sus terrenos y otros activos por la cantidad 30,826 pesos.
Estos eran algunos de los activos y la valuación que hicieron de éstos para la compra-venta:
- La casa de habitación, casas de trapiche, glorieta, batería y demás concernientes a la elaboración de caña de azúcar 7,000 pesos
- La casa de vivienda con la cocina 300
- El trapiche con su cuadro 2,000 pesos
- Dos bocoyes de azúcar vacíos 9
- Seis aros de ruedas 125
- Siete ranchos de negros 35
- Veintisiete piezas de madera 27
- Trece yugos 7
- Una campana 50
- Ciento catorce cuerdas de terreno de pasto 3,420
- Veinticinco cuerdas de platanal 3,750
- Treinta y nueve cuerdas de caña 7,800
- Tres cuerdas limpias 375
- Cuarenta y cuatro cuerdas de monte 528
- Tres y media cuerdas de plátanos 525
- Una cuerda y media de monte 150
- Una cuerda y media 45
- Una cuerda de plátanos 150
- Dos y media cuerdas de platanal que eran de Nazario 375
- Una cuerda de monte 125
- Una y media y medio quinto de cuerda de monte 160
- El maderaje de la casa nueva 300
- Un alambique 400
- Cinco medias pipas, una pipa y un Bocoy 26
- Dos mil ladrillos 14
- Un rancho de vagasera 60
- Seis carretas 270
- Por ocho esclavos negros: Luciano (350 pesos), Bartasar (325 ), Rosa (325), Petrona (300), Juan de Dios (350), Juan Manes (250), Gumersindo Grande (350) y Pedro (375).
La lucha por el agua para riego
El 21 de marzo de 1844 el gobierno publicó un decreto autorizando a las Haciendas Florida, Destino y la Santa Isabel a usar el agua del Río Coamo para el riego de sus tierras. Este decreto y otro similar otorgado posteriormente a Don Vicente Useras, dueño de tierras en Coamo y Santa Isabel fue la causa de un largo litigio varias décadas después.
Durante toda la mitad del siglo XIX la controversia más grande en Santa Isabel, que llegó a los tribunales de Madrid, fue la lucha de estos hacendados contra Useras, que tomaba el agua en su propiedad de los Baños de Coamo para regar sus fincas. Useras impedía así que estas haciendas recibieran suficiente agua del río Coamo para regar sus fincas.
La familia Márquez

Otro dueño importante de la Hacienda Florida fue Don Nicolás Márquez. Don Nicolás fue un terrateniente que primero se estableció en Río Jueyes de Salinas donde estableció una hacienda que llamó Isidora para honrar a su hija mayor.
Una biznieta de Don Nicolás, Stella Márquez Morales, fue Superintendenta del Distrito Escolar Salinas-Santa Isabel en 1918 y logró la construcción de la primera escuela Superior Luis M. Rivera que sirvió a ambos pueblos.
Para el 1861 la Hacienda Florida se dejaba sentir entre las haciendas que producían caña de azúcar. Para esa época aparece como propiedad de D. Agustín Colón que la vendió a D. Nicolás Márquez.
En 1867 Don Nicolás Márquez fue uno de los principales contribuyentes para el fondo de construcción del templo de la Iglesia Católica.
Don Nicolás tenía otras propiedades entre ellas una hacienda en Ponce (1869).
En 1871, después de la muerte de Don Nicolás, la Hacienda Florida paso a manos de la «Sucesión Nicolás Márquez» compuesta por su hija Doña Carmen Márquez (casada con Pedro R. Morales que fue administrador de la hacienda) y sus hermanos Don Juan, Don Santiago Márquez y la nieta de Don Nicolás, Isidora Colón y Márquez.
En ese año (1871) Don Pedro R. Morales a nombre de su esposa Carmen se opuso a que el gobierno le concediera a Don Alejandro Alvizu, comerciante de Ponce, cien varas de terreno en la playa de Santa Isabel (hasta donde llegaban los terrenos de la Florida) porque serían perjudiciales para su hacienda.
Entre 1872 y 1873 la Hacienda Florida fue una de las primeras en darle libertad a sus esclavos. Don Pedro R. Morales, quien estaba a cargo de la misma, recibió una felicitación de parte de su Majestad el Rey de España por haber liberado a su esclava Bernadina de 58 años de edad.
El litigio en Madrid
El 18 de enero de 1873 en las cortes de Madrid la Sucesión Márquez se unió a Don Pedro Juan Capó de la Hacienda Destino y a Don José Alomar de la Hacienda Santa Isabel pidiendo la revocación de un decreto de 1868 que le daba permiso a Don Vicente Useras para usar las aguas del Río Coamo para el riego. El largo litigio terminó en 1876.
En 1876 (o 74), la Hacienda Florida pasó de manos de la Sucesión Márquez a D. Enrique Cabrera que luego transfirió la propiedad a su hermano Carlos Cabrera.
Los Cabrera, Santa Isabel y La Florida
La Hacienda Florida tuvo muchos dueños pero fue la familia Cabrera la que la desarrolló más hasta que la vendieron a principios del siglo XX.
Carlos Cabrera Paz, que vivió en Santa Isabel, Ponce y San Juan, fue el último dueño de la Hacienda Florida antes de que la vendiera a la Aguirre Sugar Company.
Gente con el apellido tuvo mucha injerencia en el pueblo de Santa Isabel.
Don Juan José Cabrera fue uno de los fundadores de este pueblo en 1841 cuando era un barrio de Coamo y se llamaba Coamo Abajo.
El 5 de octubre de 1842 en el famoso acto donde se fundó el pueblo y se escogió la Junta Municipal que regiría los destinos del nuevo pueblo Don Juan José Cabrera, quien también fue considerado como Capitán Poblador, fue escogido Secretario de la Junta. Aceptó asumir gustosamente la posición sin salario porque el pueblo había recibido permiso para su fundación recientemente (el 19 noviembre de 1841) y no tenía recursos.
En 1848, el Gobernador de Puerto Rico le pidió a Don Juan José Cabrera datos sobre la abilitación del puerto. Un viaje a San Juan costaba 25 pesos españoles y la Junta Municipal aprobó darle esa cantidad a Don Juan José Cabrera para que viajara a la capital y le informara al Gobernador que el puerto de Santa Isabel estaba abierto para el comercio de importación.
El 10 de marzo 1868 D. Juan José Cabrera solicitó un permiso al gobierno para usar aguas del Río Descalabrado para regar 196 hectáreas de su propiedad en ese sector. El gobierno desestimó su petición (y otra análoga de los dueños de la Hacienda Coto) porque ya habían otorgado un permiso similar a D. Juan Cortada y las aguas del Descalabrado no eran suficientes para atender las necesidades de los tres terratenientes.
En 1870 cuando estaba en todo su apogeo la construción del templo de la Iglesia Católica Don Juan José Cabrera fue uno de los principales contribuyentes.
En 1874 cuando la familia Cabrera estaba iniciándose como dueños de la Hacienda Florida los ex-esclavos se rebelaron. Estos se organizaron como labradores para demandar paga por su trabajo. El alcalde determinó que Cabrera debía pagar esos salarios.
Los Cabrera tenían otras propiedades agrícolas en Ponce. En 1882 la Hacienda Bocachica de los hermanos Cabrera obtuvo una medalla de oro en la Feria de Exposición de Ponce.
En 1887 Don Juan José Cabrera tenía un importante cultivo de algodón en Santa Isabel y participó con una muestra de algodón en la Exposición Universal de París.
Para el 1894 la Hacienda Florida aparece como propiedad de Juan José Cabrera y tenía 1,154 cuerdas de terreno. En ese mismo año Doña Julia Cabrera de Descartes era dueña de la Hacienda Descalabrado que luego perteneció a Don Juan Cortada Tirado y tenía 225 cuerdas de terreno.
El último dueño de la Florida fue Don Carlos Cabrera Paz, un rico agricultor, político y empresario muy reconocido en el país.
En la Hacienda Florida, Cabrera Paz, organizó escenarios por donde pasaron figuras de relieve internacional de la música y el canto.
Poco después de la invasión norteamericana el gobierno comenzó a organizar el sistema de pago de impuestos de Puerto Rico. El gobernador de la isla nombró una Junta formada por el Tesorero, el Secretario del Interior y dos ciudadanos representando al pueblo de Puerto Rico. Uno de ellos fue Carlos Cabrera de Santa Isabel. Cabrera se mudó a San Juan y el informe anual del gobernador elogió su disposición para dejar sus intereses personales para servir al pueblo. La principal tarea de esta Junta era valuar todas las propiedades de Puerto Rico incluyendo las de los comerciantes españoles que estaban regresando a España.
Cabrera realizó un contrato con Aguirre Sugar Company en 1902 para moler la caña cultivada en la Hacienda Florida en aquella central. Recibiría poco más de la mitad del rendimiento de la caña de azúcar como pago.
Ese mismo año, cuando ya residía en Ponce, fue electo como uno de los delegados de Ponce a la Cámara de Puerto Rico para servir entre 1903 al 1904.
En 1906 Don Carlos Cabrera Paz vendió la Hacienda Florida para realizar el negocio de la Utuado Sugar Company de la cual era vice-presidente. El contrato de venta de la Hacienda Florida se considera el más importante que la Aguirre Sugar Company consiguió en el Sur de la isla porque esta era una de las de mayor extensión y esplendor.
Entre 1924 y 1928 en la Hacienda Florida los bailes eran muy pintorescos. Las mujeres lucían varias enaguas profusamente adornadas con encajes y tiras bordadas las cuales levantaban discretamente al compás de la música.
Los terrenos de la hacienda Florida pertenecen a la Autoridad de Tierras desde 1974. En diciembre 8, 1977 la Autoridad de Tierras alquiló los terrenos de la Hacienda Florida (y la Hacienda Destino) para la cosecha de vegetales a Mr. John Scussel un agricultor dueño de Land Management Inc. Como la Autoridad de Tierras no podía alquilar más de 500 cuerdas el contrato se hizo a nombre de Roy M. Spear. En 1981 Land Management Inc. se declaró en bancarrota y la Autoridad de Tierras demandó a la empresa para que entregara las propiedades.
Referencias
AGPR, Archivos Notariales de Santa Isabel 1842-1855
Ramón Juliá Marín, La glebaa, Revista del centro de estudios avanzados de Puerto Rico y el Caribe, 2006, página 30,
Report of the Governor of Puerto Rico, 1902
Protocolos de Santa Isabel 1850 -1880, Archivo Histórico de la Alcaldía de Santa Isabel
Teresa Tió, El cartel de Puerto Rico, 2003, página 22
Register of Puerto Rico, 1903
Matías Montes Huidobro, Persona, vida y máscara en el teatro puertorriqueño: cronología dramática de … 1986, Página 154
In re Land Management, Inc., 14 BR 607 – Bankruptcy Court, D. Puerto Rico, 1981
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