A través de los años Santa Isabel ha celebrado como fecha de su fundación el 5 de octubre, fecha en que en el 1842 la Junta Pobladora tomó posesión. Como el decreto del Gobernador de Puerto Rico para la fundación del pueblo fue el 19 de noviembre de 1841 algunos historiadores también han usado esa fecha creando confusión. Por ejemplo, Felipe Franer y Soler escribió en un libro publicado en 1883 que Santa Isabel se fundó en el 1841. Sin embargo, en la mayoría de los documentos antiguos se refieren al 1842, fecha de la toma de posesión de la Junta Pobladora, como la fecha de la fundación del pueblo.
Antecedentes
El 28 de abril de 1840 se presentaron ante el alcalde de Coamo, Don José De Zayas y un grupo de vecinos de Coamo Abajo, con el propósito de solicitar del supremo gobierno de Puerto Rico, permiso para fundar un pueblo en el barrio Coamo Abajo. El grupo de habitantes de Coamo Abajo iba representado por el Sr. Antonio Vélez. El alcalde de Coamo, le informó al grupo, que su representante el Sr. Antonio Vélez, vecino también de Coamo Abajo, tenía que comparecer ante el gobernador y capitán general de la isla, ante el señor Provisor Vicario general del obispado y demás autoridades para que probara si habían verdaderas necesidades espirituales y materiales para la fundación del nuevo pueblo. Consigo debería llevar todos los documentos requeridos: escritos memoriales, y pruebas necesarias.
Componían el grupo de habitantes que solicitaban fundar el nuevo pueblo: Doña Florencia Pacheco, Don José María Colón, Juan José Cabrera, Manuel Bernal, Dámaso Rodríguez, José María Velazco, José María Zayas, José Colón, Claudio de Rivera, Juan José Torres, Rafael Diez, Juan Dumaz Rodríguez, Francisco Nazario, Clemente Rodríguez, Juan José de Zayas Ramírez, Juan de Aponte, José Ramos, Escolástico Burgos, Juan Tomás Rodríguez, Francisco Descartes, Bernardino de Rivera, José Francisco Aponte, José Placido, Ramón Colón, Juan Colón, Antonio Aponte, Antonio Vélez y los terratenientes: Santiago Delpín y Francisco Famanía.
Proponen límites geográficos
El mes siguiente, el 22 de mayo de 1840, Don Antonio Vélez escribió al Gobernador diciéndole: «urge la necesidad de fundar un pueblo para satisfacer las necesidades espirituales y temporales que tenían los habitantes del barrio Coamo Abajo». Indicaba que el barrio estaba localizado a tres leguas de camino de la Villa de Coamo y que había que cruzar el río cinco veces, cosa imposible en tiempo de lluvia. No existía una administración de justicia y los gastos que acarreaba ir a Coamo, al igual que la pérdida de un día de labor, motivaba que en muchas ocasiones los habitantes no hacían uso de la justicia oficial. Por tal motivo no existían garantías, ni seguridad, para los habitantes de este barrio.
Decía en su carta al Gobernador que «existían más de cien contribuyentes en este barrio». Había haciendas de caña, ganaderías y, sobre todo, favorables terrenos para un buen porvenir. También había un puerto dedicado la mayor parte a establecimientos mercantiles, existían dos caños de agua potable en las inmediaciones y pasaba un arroyo a poca distancia.
Los límites geográficos que solicitaba para el nuevo pueblo eran: por el oeste, por donde desemboca el Río Jueyes hasta arriba en el punto que divide a la Villa de Coamo de Salinas, en línea recta a la quebrada llamada «los llanos», sobre el camino que conduce a Juana Díaz hasta el punto que dividía a Coamo de Juana Díaz, de ahí hacia el mar.
Don Antonio también expresó que el pueblo que se segregaría quedaría con un mínimo de 500 vecinos. También hablaba sobre los informes que tenían a su cargo los alcaldes de Juana Díaz, Barranquitas y Aibonito, sobre la erección del nuevo pueblo. Al mismo tiempo informaba que estaban haciendo las diligencias para construir una iglesia, sostener un párroco y demás obligaciones de un pueblo. En la misma carta solicitó que se fundara el pueblo con el nombre de «Coamo Abajo».
Para fundar un pueblo se le exigía a los residentes sufragar los gastos de terrenos para la construcción del nuevo pueblo. Debían comprometerse a proveer la casa del rey y ayuntamiento, la carnicería, el cementerio, la plaza pública, la construcción de la iglesia y la casa del cura, los vasos sagrados, los ornamentos, las vinagreras, campana y todo lo necesario para el divino culto. Además era necesario escuchar declaraciones de personas de otros lugares que testificaran sobre la erección del pueblo.
Objetan los limites territoriales propuestos
En el mes de julio el Gobernador escribe al alcalde de Coamo, diciéndole que no se oponía a que se le concedieran la gracia para fundar un pueblo a los habitantes del barrio Coamo Abajo, pero que la demarcación debía ser por el baño, línea recta al «Escalabrado» jurisdicción que divide a Juana Díaz y de otro baño el nuevo pueblo de Salinas sitio Río Jueyes. Dio como razón que este lugar quedaba en el extremo medio de la Villa y del barrio Coamo Abajo. Indicó también que «tirándose la línea por donde lo había solicitado Don Antonio: la quebrada «los llanos» a buscar el camino real de Ponce, habían muchos vecinos que no querían entrar a pagar contribuciones al nuevo pueblo».
Coamo estaba perdiendo poder y hubo dudas entre las autoridades sobre la separación de las parroquias. En esa Villa se pensaba reparar la iglesia y necesitaban mucho dinero. El alcalde de Coamo quería que los habitantes de este nuevo pueblo además de contribuir para construir su iglesia y otras edificaciones, contribuyeran para reedificar el templo de la Villa de Coamo.
En el año siguiente, luego de pasar una larga enfermedad, Don Antonio Vélez le escribe de nuevo al Gobernador el 19 de mayo de 1841, pidiéndole escuche los testimonios de Juana Díaz y Salinas y se opuso a que se les obligue a contribuir para la reconstrucción de la iglesia de la Villa de Coamo. Vélez, preocupado por la actitud de las autoridades de la Villa sobre la solicitud de fundación, le sugiere al Gobernador que nombre al alcalde de Juana Díaz o al de Salinas, para que recoja toda la información. Más adelante el Gobernador nombró al alcalde Juana Díaz para realizar la tarea necesaria antes de dar el permiso para la fundación del pueblo.
Confirman argumento para fundar el nuevo pueblo
Los testigos tenían que hablar sobre los diferentes requisitos necesarios para la fundación del pueblo. Entre ellos: si los terrenos eran propios para la labor y crianza, si sus montes eran abundantes y si la madera era apropiada para la construcción de casas. También si podían proveer la leña que necesitarían los vecinos, si existían aguas saludables y permanentes cerca del lugar donde se establecería el pueblo, si existen ríos, quebradas y salidas cómodas y si el cielo era hermoso y alegre. Luego de esto se reunirían los solicitantes para saber si ellos estarían dispuestos a sufragar los gastos que acompañaban la erección de un pueblo.
El 28 de mayo de 1841, el gobernador Santiago Méndez Vigo ordenó al alcalde de Juana Díaz realizar las investigaciones correspondientes. El alcalde de Juana Díaz, Don Félix Simón – Pietri, nombró a Don Juan José Rodríguez y a Don Juan de Dios Torres, ambos residentes en Coamo Abajo, como testigos. Rápidamente acudieron donde el apoderado, Don Antonio Vélez, para escuchar sus argumentos.
Casi todos los declarantes coincidieron en lo que nos puede servir de descripción geográfica de Santa Isabel para el 1841. Dijeron que el barrio de Coamo Abajo estaba localizado como a tres leguas de la Villa de Coamo con terrenos llanos, pero firmes. La comunicación con la Villa de Coamo era difícil porque había que cruzar el río cinco veces para llegar allá y en tiempo de lluvia se afectaba la misma. Declararon que los terrenos eran pingües (fértiles) y de buena calidad, que servían para labores agrícolas como para la cría de ganados y que en sus montes abundaban maderas útiles para la construcción de casas como, el Capá, Húcar, Tachuelo, Ausubo, Moca y otras. También afirmaron que existía suficiente leña, que las aguas eran abundantes, claras y limpias y que en la parte oeste donde se encuentra el caserío y pretenden fundar el pueblo, a poca distancia del Río Coamo, se encuentra el caño conocido como Coamo Abajo con agua permanente. También mencionaron la existencia de un caño entre el Río Coamo y el Río Escalabrado, llamado «El Caño Mejias». Que el Río Escalabrado, dividía Coamo Abajo del pueblo de Juana Díaz y que al este estaba el Río Jueyes. También dijeron que era posible encontrar agua en cualquier parte del lugar por medio de pozos, porque el agua estaba a poca profundidad. Aseguraron que los vientos más comunes venían del sureste y el este y que sus entradas y salidas eran cómodas porque existía un piso muy sólido. Para terminar aseguraron que el cielo era hermoso y alegre.
En el mes de junio de ese mismo año terminaron las declaraciones y los vecinos aceptaron las demarcaciones que sugería el Ayuntamiento de la Villa. Luego en reunión todos los vecinos se comprometieron con el representante del gobierno en ese momento, el alcalde de Juana Díaz, a responder con sus propiedades en caso de que fuera necesario para cumplir con las necesidades del pueblo y con lo que el gobierno exigía para su fundación; construcción de la iglesia, plaza, ayuntamiento, etc.
Primer censo de Santa Isabel
En el mes siguiente, julio de 1841, el alcalde de Juana Díaz, Félix Simonpietri, realiza el primer censo de almas y bienes en Coamo Abajo.
Este censo indicó que había para esa fecha: 858 habitantes, 186 padres de familia, 158 madres, 316 hijos, 198 hijas. Había 258 esclavos, 57 padres mulatos libres, 62 madres mulatas libres, ocho hijas y 9 hijos negros libres. La mayor parte de la población la constituían niños de 11 a 20 años, 143 de 21 a 30, 134 personas de 31 a 40, 45 de 21 a 30, 134 personas de 31 a 40, 45 de 41 a 50, 25 de 51 a 60, 7 personas de 61 a 70 y 4 personas de 71 a 80. Casi todas las personas que habitaban el barrio eran labradores. Habían tres carpinteros, dos albañiles, un zapatero, un taonero, un ladrillero y nueve comerciantes. Casi todos eran naturales; pero había cuatro europeos, dos forasteros de América, dos franceses, y 132 africanos. Según este censo casi la mayor parte de la población eran solteros (667), otros casados (123) y viudos (65).
Para ese año de1841, trabajaban cuatro trapiches, tres de hierro y uno de madera. El café ocupaba una parte importantísima en la producción de este barrio; que se componía de cien casas y 50 bohíos. Las haciendas producían azúcar (que constituía el producto de mayor producción en el barrio), y también melao y ron; había un alambique. Existía una fábrica de ladrillos y tejas.
Los limites del nuevo pueblo
El 18 de noviembre de 1841, escriben al gobernador Méndez Vigo, informándole que los vecinos del barrio Coamo Abajo han probado que tienen necesidad de fundar un pueblo y que han cumplido con todos los requisitos que mandan las leyes de las Indias, que se han comprometido a comprar los terrenos y los égidos y mantener la iglesia católica y hacer todas las construcciones necesarias. Por lo tanto, se le recomendaba al Gobernador que ordenara a los solicitantes que contrataran a un agrimensor titulado para que hiciera un plano del área que iba a tener el nuevo pueblo de Coamo Abajo y otro plano con el centro del pueblo y los lugares donde iban a construir las edificaciones exigidas por las leyes. En caso de no encontrar el agrimensor sugirieron que fuera el propio gobernador quien lo nombrara.
El 19 de noviembre de 1841, el Gobernador Méndez Vigo aprueba por decreto la fundación del nuevo pueblo de Coamo Abajo.
Durante todo este tiempo el Gobernador continúa recibiendo cartas para que ordene que el croquis del plano sea hecho por las líneas de demarcación que sugirió el alcalde de Coamo y no donde la pedían los solicitantes.
Al mismo tiempo comenzaban las conjeturas de quién iba a ser el primer Capitán poblador, que debía de elegir los solicitantes del barrio Coamo Abajo. A principios de enero de 1842, el alcalde de Ponce Rafael de Sevilla le escribe a Méndez Vigo, sugiriéndole personas para Capitán Poblador: primero José María Colón, segundo Don Francisco Famanía, tercero Don Juan José Cabrera, comerciante y residente, al igual que los demás en este barrio.
En el mes de diciembre de 1841 Méndez Vigo cita a los alcaldes de Juana Díaz, Salinas y Coamo para la demarcación del área del nuevo pueblo.
El 10 de diciembre se nombra un vecino del barrio: Don Francisco Descartes, francés, agrimensor titulado, para que prepare los planos del nuevo pueblo. Al otro día parten a caballo los alcaldes de los pueblos vecinos con Don Francisco Descartes y acordaron que él diera comienzo al deslinde del terreno desde la parte donde salía la quebrada conocida como «El Baño» hasta salir al camino real de Coamo y Salinas, colocando en el lugar una señal visible y de ahí siguiendo hasta llegar al paso al Río Jueyes y de ahí hasta el mar. Por la parte poniente desde el mismo baño, hasta el Río Escalabrado en cuya salida fijarían otra señal y luego hasta el mar.
Después de ésto se reunió a todos los habitantes de este sector y se les informó de lo acontecido, a la misma vez que el comisionado les recordaba sus nuevas responsabilidades como pueblo. En esa misma reunión los habitantes del barrio decidieron elegir ocho vecinos para que los representasen en todo. Resultaron con la mayor pluralidad de votos: Don Agustín Colón, Don Francisco Javier Colón, Don José Alomar, Don Pedro Delpín, Ventura Rodríguez, Manuel Bernal y José María Colón, los cuales encontrándose en la concurrencia aceptaron gustosamente. Esta histórica asamblea del 9 al 13 de diciembre de 1841 marca un principio de nuestra historia.
Santa Isabel y los baños de Coamo
En la actualidad el límite territorial de Santa Isabel por el norte es la Colonia Useras. La ley núm. 86 de 1945 le dio carácter oficial al mapa de límites territoriales que aprobó la Asamblea Municipal y se establecieron allí las colindancias del pueblo. Sin embargo, de acuerdo a los documentos de la fundación del pueblo el limite territorial por el norte eran los baños de Coamo.
Desde el tiempo de la colonización se conocía el valor de las aguas termales de Coamo Abajo. Éstas cobraron mayor importancia cuando el Gobernador Muesas, adolorido por las enfermedades, llegó a los baños para probar si era cierto que las aguas curaban ciertas enfermedades. Al sanar Muesas, los baños volvieron a aumentar la fama que tenían desde la época en que aldeas indígenas poblaban sus alrededores.
En el 1797, cuando ya existían haciendas en nuestro pueblo, André Pierre Ledrú llega con una comisión de sabios franceses a estudiar la historia natural, el clima, el suelo, la población, agricultura, comercio, carácter y costumbres de los habitantes de la isla.
Ledrú se refirió a Coamo Abajo de la siguiente forma:
«Coamo Abajo, que está a la desembocadura del río de su nombre, es célebre en la Isla por su fuente de aguas minerales, cuya temperatura se eleva hasta 28 ojo del termómetro de Farenheit y de las que se desprende un olor sulforoso que se disipa al instante. Bebidas estas aguas en gran cantidad, sirven contra la supresión del menstruo, las dificultades de la orina y las obstrucciones del bajo vientre. Si el local permitiese el establecimiento de una casa de baños, podrían emplearse estas aguas para la curación para las parálisis recientes, los reumatismos y todas las enfermedades producidas por la condensación de la linfa y hasta para debilidades del sistema nervioso».
En el calce de la página el traductor del libro publicado por primera vez en el 1863, Don Julio L. de Vizcarrondo, escribió:
«Coamo Abajo se declaró pueblo en el 1841 (año en el cual el gobernador autorizó la fundación del pueblo) con el nombre de Santa Isabel de Coamo. Su población es de 2,145 almas (1863). Las fuentes de aguas minerales a que se refiere el autor se han utilizado para el establecimiento de una casa de baños de efectos tan maravillosos que constantemente acuden allí enfermos de dentro y fuera de la isla a recuperar su salud. Su actual dueño, D. José Usera acaba de mostrarlo de una manera tal que lo pone a la altura de los mejores de su clase» .
En el legajo 65, que existe en el Archivo General de Puerto Rico, el agrimensor titulado Don Francisco Descartes, describe los límites del nuevo pueblo de Santa Isabel. La descripción fue firmada el 24 de diciembre de 1841.
Dice este documento:
«Se midieron treinta y dos cuerdas con cincuenta y cuatro y tres cuartas varas al chorro del propio baño caliente: de aquí, línea recta al oeste».
Donan los terrenos para establecer el centro del pueblo
Al poco tiempo los vecinos seleccionados son invitados para que señalaran el sitio donde se haría el pueblo y donde se construiría la plaza y otras edificaciones. Después de meditar sobre el asunto decidieron la ubicación para construir la plaza y otros edificios. Por una casualidad los terrenos escogidos para establecer el centro del pueblo pertenecían al alcalde de la Villa de Coamo, Don José de Zayas. Al comunicarse con el alcalde de la Villa, éste accedió a cederles gratuitamente las diez y seis cuerdas de terreno para fundar el pueblo de Coamo Abajo. Más tarde el agrimensor titulado Francisco Descartes terminó el plano original del pueblo de Coamo Abajo.
Planos y presupuesto de construcción
Para acelerar los planes de construcción propusieron a dos habitantes del barrio para llevar a cabo las construcciones, los maestros carpinteros: Manuel Purnier y José María Roman, quienes también aceptaron a ceder su trabajo voluntariamente. Faltaba, entre otras cosas, cinco personas que firmaran una hipoteca con el gobierno, poniendo para ello sus fincas y que no bajara el montante de nueve mil quinientos treinta y cuatro pesos y dos reales. Además faltaba la formación de planos y presupuesto para las edificaciones.
Para el 23 de diciembre del mismo año, los maestros carpinteros tenían preparados los planos y el presupuesto. Al otro día Don Francisco Descartes entregó los planos del pueblo.
Los encargados de estas construcciones fueron dos personas, que aunque no sabían escribir, sabían lo que era construir: Don Manuel Furnier que había nacido en Santo Domingo y José María Román, natural de esta isla.
Ellos prepararon el siguiente presupuesto.
Iglesia …………………………………. 4,413.6
Casa del Ayuntamiento ……………….. 1,883.4
La Casa del Rey ………………………. 1,800.2
Casa del cura ………………………….. 1,063.7
Carnicería ……………………………… 461.2
Total …………………………………. 9,534.5
Hipotecan sus propiedades
Por fin, el momento llegó y el 15 de enero de 1842 se reúne al pueblo para entregarle las escrituras como fianza para establecer e1 nuevo pueblo. Don Manuel Bernal y Don Vicente Colón, fueron los vecinos que prestaron la fianza hipotecando sus propiedades con el gobierno para que se fundara Santa Isabel.
Nombramiento del primer alcaldeEl cuatro de febrero de 1842 Don Andrés Corsino, alcalde de Juana Díaz, escribe al Gobernador sugiriéndole candidatos para Capitán Poblador. En primer lugar José María Colón, segundo Francisco Famanía, tercero Juan José Cabrera. Recomendaba en especial a José María Colón que había sido alcalde, Síndico y demás empleos públicos en Cayey, en la Villa de Coamo y en Aibonito, y que era un hombre de confianza.
El nueve de marzo de 1842, el Gobernador nombra a José María Colón, Capitán Poblador del nuevo pueblo. Para el mes de julio está en plena acción el nuevo Capitán Poblador. El 6 de agosto de 1842 Don José María Colón pide permiso para hacer el reparto entre los vecinos.
Los dueños de terrenos
El 7 de junio de 1842 se hicieron las mensuras que ordenaba el gobierno indicando los terratenientes que existían en Santa Isabel.
Estos eran:
Pedro Juan Capó, Francisco Gil Capó, Francisco Famanía, Santiago Delpín, Agustín Colón, Juan José Mateo, Vicente Colón, Ramón de Santiago, Pedro Pablo Arizmendi, Ventura Rodríguez, José Colón Padres, Francisco Fabián Colón y Pedro Obregón. (Legajo 64)
Es interesante observar que la familia Mallorquín de apellido Alomar que una década después manejaban exitosamente la hacienda Santa Isabel en el 1841, ni Antonio Vélez que también tuvo terrenos en el pueblo no aparecieron en esta lista como terratenientes del nuevo pueblo.
Instalan Junta Pobladora y eligen el Secretario
El cinco de Octubre de mil ochocientos cuarenta y dos se realizó la ceremonia de toma de juramento de la Junta de vecinos.
Asistieron el señor Capitán Poblador, presidente de la Junta y primer alcalde Don José María Colón; el señor Sargento Mayor de las Milicias Urbanas, Don Vicente Colón y Pacheco; el Síndico Procurador del Común, Don José Plácido Ramón Colón; y los Vocales: Don Juan José Cabrera, Don Gaspar Alomar y Don Francisco Famanía.
Los nuevos líderes del pueblo realizaron el juramento de estilo prometiendo ser fiel y constante a la Reina Doña Isabel Segunda, obediente a su Gobierno y leyes, y «mirar con el mayor odio» a cuantos puedan entorpecer el respeto que se debe a su Real persona y Autoridades subalternas, como cumplimentar los preceptos de la Santa Religión oficial (Católica).
Concluido este acto ocuparon cada uno el asiento que les correspondía quedando así constituida la Junta de este pueblo. Inmediatamente el Sr. Capitán Poblador, Don José María Colón, tomó la palabra y les dijo a todos los presentes que creía importante el nombramiento de un individuo que desempeñe las funciones de Secretario de la Junta para que los acuerdos tengan aquella solidez que exigían las disposiciones superiores. Indicó que este puesto debe ser ocupado por una persona con los conocimientos necesarios y que podía ser un empleado asalario o bien, interinamente, uno de los miembros de la Junta.
Se propuso recomendar al Gobernador un arbitrio para sufragar el salario de este puesto. Después de escuchar las razones vertidas por el Sr. Capitán Poblador, tanto el Caballero Síndico del Común como los demás Concejales, reconocieron la legalidad de este fundamento y acordaron proceder al nombramiento por votación de un Secretario interino entre los Concejales de esta Junta resultando electo Don Juan José Cabrera.
Cabrera reconoció que había transcurrido un corto tiempo desde la instalación de este pueblo y que se hacía indispensable asegurar el salario que debe asignársele a este puesto, por medio de un arbitrio que se proponga al Gobernador lo cual todavía estaba en planes. Por eso se prestó gustosamente a asumir la posición gratuitamente.