La Iglesia Católica de Santa Isabel se comenzó en 1870 y su construcción se detuvo varias veces por falta de recursos. Las Iglesias Católicas eran construidas por el estado pero por su importancia para la comunidad los hacendados y comerciantes del pueblo también contribuían. La de Santa Isabel no fue la excepción.
El proyecto se inició en el 1872 con planos preparados por Don Adolfo Runge. Pero en el gobierno señalo que los planos del edificio realizados por Runge no estaban aprobados por el Vice-real patrono. Don Pedro Cobreros, arquitecto del estado, preparó un nuevo plano para terminar este proyecto que no fue el único que realizó.
Entre 1890 y 1896 el Don Pedro Cobreros diseño varias iglesias Católicas además de la Santa Isabel, realizó el diseño de las de Aibonito, San Sebastián y Cidra. En todas hubo una iglesias de madera que tuvo que ser substituido por una nueva.
«El estilo de Cobreros es muy sencillo y racional. Predominan elementos rectangulares en la fachada. Molduras lisas, que apenas sobresalen unos centímetros de la pared, se usan para separar los cuerpos para delinear las torres y para enmarcar los vanos. Solamente en el último
cuerpo de las torres y en el frontón central se permite el lujo de arquillo, dentículos o zig-zag decorativo, sobre todo en la iglesia de Aibonito.
Los interiores diseñados por Cobreros también presentan la misma parquedad. Lisos pilares o columnas reciben el peso de las arcadas, cuyos arcos de medio punto parecen como recortados en el muro. Las entradas de luz a la nave central son casi siempre en forma de circular con cristales de colores- elemento que se repite en la ventana del coro y a veces en el ábside.
Corberos entendió la necesidad de mantener los proyectos dentro de un presupuesto muy limitado, como arquitecto del Estado deben haber pasado por sus manos proyectos mucho más ambiciosos como la Iglesias de Barranquitas, Lares y Aguas Buenas que nunca se llegaron a construir. Al ajustar sus diseños a la realidad económica del país, contribuyó un estilo sencillo y a la vez noble, con el cual cerró la historiad de la arquitectura colonial religiosa en Puerto Rico al finalizar el Siglo XIX».
Fuente:
La arquitectura de templos coloniales de Puerto Rico , María Luisa Moreno y Thomas S. Marvel, 1994, Editorial UPR página 158