Don Casiano Balbás Nieto, de origen español, fue un militar, comerciante, agricultor, periodista, poeta, dramaturgo y político. Se distinguió por ser un defensor de la España monárquica, particularmente en los tiempos que se escuchaban gritos de independencia en Puerto Rico.
Escribía a menudo en la prensa del país y era considerado uno de los líderes españoles más importantes de corte conservador, muy católico y controversial en sus ataques.

En Santa Isabel fue administrador de la Hacienda Destino en el barrio Jauca, propiedad de su suegro Don Pedro Juan Capó que residía en Ponce. La Hacienda Destino era una de las principales haciendas de caña en el pueblo.
También fue juez de paz, miembro de la Junta Municipal, síndico, alcalde y comandante supernumerario de los voluntarios del ejército español.
Aparentemente fue también alcalde de Aibonito en 1883.
Al regresar a Ponce dirigió el periódico incondicional «El pabellón nacional». Fue miembro de la Junta Organizadora de la Feria Exposición de Ponce en 1882 y murió en 1889.
Su contribución religiosa
Balbás estuvo muy relacionado con la construcción de la Iglesia Católica en Santa Isabel. Fue alcalde en 1867 cuando el gobierno aprobó la construcción de la misma y fue uno de los contribuyentes financieros para ese propósito.
Cuando era alcalde en 1870 insistió y logró que el gobernador autorizara el inicio de las obras de construcción. En el mismo año consiguió que realizaran la subasta y realizó la ceremonia de inauguración de las obras de construcción el 15 de agosto de 1870 poniendo con la primera piedra una copia del acta de la Junta Municipal para las generaciones futuras. Fue alcalde también en el 1876.
Su tarea como escritor
Balbás fue autor de la obra dramática sobre el amor y fidelidad a España, titulada «Españoles sobre todo». La obra es un drama en tres actos y en verso y fue estrenada en el Teatro de San Juan la noche del 27 de Agosto de 1887. Fue considerada un drama de propaganda política que buscaba detener la insurrección.
Debido a este acontecimiento el periódico «Puerto Rico Ilustrado» publicó su biografía.
También publicó en 1887 «El partido incondicionalmente español de Puerto Rico» que explicaba la formación y propósito de este partido conservador español. Esta obra contenía una serie de artículos editoriales que vieron la luz pública en el periódico político «La Integridad Nacional», (Tipografía del «Boletín Mercantil», Puerto Rico).
Balbás también escribió «Los partidos antillanos: estudio político» (C.P.: Imprenta González Font, 1886)
Poco después del 1885 compró el periódico de San Juan «El Heraldo Español» que heredó su hijo Vicente Balbás Capó al fallecer Casiano en 1889.
Por su marcada afición a las letras y al teatro Balbás fue admitido como miembro de la Sociedad cultural «La Conservadora» de San Juan.
Su destacado hijo
Su hijo Vicente Balbás Capó heredó la vena de escritor de Casiano y fue un destacado periodista de Puerto Rico. El gobierno norteamericano ordenó encarcelar a Vicente cuando escribió un editorial antinorteamericano y se negó a aceptar la ciudadanía norteamericana en Puerto Rico y le aplicaron la ley del espionaje.
El Dr. José «Ché» Paraliticci y el Dr. Jaime Pérez Rivera en una entrevista con Ángel Collado Schwarz, en el programa «La Voz del Centro» dijeron que Vicente Balbás Capó (1864-1937) fue el primer radical independentista que retó a los Estados Unidos.
Su función como militar
Balbás nació en la Villa de Torquemada (Palencia, España) y fueron sus padres un jefe militar de la guerra de la Independencia española, Don Vicente Balbás y Doña María Nieto de Bustos. Hizo sus estudios de segunda enseñanza en el Instituto Provincial de Palencia y llegó a Puerto Rico en 1854, a una edad muy joven, después de ingresar en la carrera militar.
El capitán general de las Islas Canarias, le encomendó acompañar a seis personajes deportados de Tenerife, entre los que figuraban los venerables ancianos Conde del Valle Salazar y el Marqués de San Andrés.
En San Juan, Balbás fue destinado a formar parte del Batallón de Infantería número dos, creado para proteger a la isla, y por su carácter franco, caballeroso y por su afable trato, se ganó las simpatías de todos sus compañeros.
Por su aplicación y cumplimiento de sus deberes militares Balbás supo conquistarse la consideración y el aprecio de sus jefes quienes lo distinguieron con los cargos de Instructor y director de la Escuela de Alumnos para la provisión de clases del cuerpo.
Balbás desempeñó estos cargos mientras permaneció en las filas del ejército español. Su carácter le ganó la simpatía de sus subordinados, a tal extremo, que pocos fueron los procesos militares en que no fue elegido por los acusados como su defensor. Esto le permitió hacer brillantísimas defensas, documentos que guardó como recuerdo de su vida militar.
En el año de 1857 el batallón al que pertenecía fue destinado a proteger algunas de las poblaciones de la isla, y a él le tocó pasar a la Villa de Ponce, donde debía residir la plana mayor.
Al cabo de algún tiempo Balbás se unió a una joven perteneciente a una de las familias más distinguidas de Ponce (Capó). Por situaciones familiares decidió dejar la carrera militar, pero con el propósito de regresar algún día a ella.
El joven militar se transformó en un agricultor, que pasó a administrar y dirigir la Hacienda Destino, un ingenio de caña propiedad de su padre político ubicado en la jurisdicción de Santa Isabel.
Su liderazgo en la Institución de voluntarios
Balbás mantuvo siempre sus hábitos militares y su afición a las armas. En Santa Isabel organizó una sección de voluntarios la cual tuvo a sus órdenes durante un largo tiempo hasta que regresó a la ciudad de Ponce.
Esta institución estaba constituida por un cuerpo de voluntarios que (desde 1864) se unían y entrenaban para defender a la patria española en Puerto Rico y proteger al país de los que buscaban la indepedencia.
Su regreso a Ponce
Apenas llegó a Ponce el señor coronel comandante militar, D. José Mirelis le propuso al Excelentísimo Sr. Capitán General que lo nombrara al cargo de capitán de la compañía del batallón número seis.
El batallón estaba sin jefes desde hacía un tiempo y por eso fue comisionado oficialmente por el coronel Mirelis para levantar el espíritu del Instituto, que había decaído en aquella localidad y para reorganizar el batallón.
Balbás cumplió su cometido y luego el Excelentísimo Sr. Don Eulogio Despujols, Capitán General de la Provincia, que estaba muy entusiasmado con los voluntarios, pidió que las compañías de Ponce y la bien organizada de Juana Díaz, con bandera y banda de música, pasaran al pueblo de Salinas, donde se hallaba el gobernador, para practicar una revista militar y dar a conocer a la fuerza, la nueva oficialidad de la sección creada en Ponce.
Terminado el acto, y después de una elocuente y enérgica arenga, Balbás fue nombrado al frente de la bandera, como Comandante del Segundo Jefe del batallón y fue presentado a las tropas formadas como ejemplo de pudor y lealtad.
Su espíritu independiente
Una anécdota cuenta del carácter independiente de Balbás. «Un día el Sr. Balbás fue invitado a la mesa del Excelentísimo Sr. Gobernador General, Don Miguel de la Vega Inclán. Este le dijo:
—Balbás, deseo significar a usted ante el Gobierno de Su Majestad para una merecida distinción que adorne su pecho.
—Mi General, contestó Balbás, estimo en lo que vale su buen deseo, pero declino esa honra porque me basta con la medalla de Constancia, que adorna mi pecho, de soldado voluntario».
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Fuente: Bosquejo histórico de la institución de Voluntarios en Puerto Rico, Rafael Rosado Brincau, 1888, Páginas 242 – 245