
Trabajaban con el sol a cuesta. Ganaban salarios de hambre, pero preferían trabajar que vivir de la caridad.
Los obreros de las centrales azucareras a principio de Siglo XX eran gente de trabajo.
La dignidad de una persona está relacionada con sus valores. Trabajar y ganarse la vida con el sudor de la frente es lo que hace a un individuo, a una familia y a un país crecer. Lo demás es dependencia que algún día se terminará y nos dejará más pobres de lo que éramos porque habremos perdido la dignidad de sostenernos con el producto de nuestro trabajo.